Durante la primavera, tiene lugar la celebración de la Semana Santa, declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional, cuyos orígenes se remontan al siglo XVII. Religión y piedad popular, arte, tradición, ritos y costumbres, son los elementos que definen esta celebración de una belleza extrema.
Su pórtico es el Septenario a la Virgen de los Dolores, que se conmemora durante la semana anterior a los actos pasionales.
En la noche de Martes Santo, silencio y oscuridad se adueñan del casco antiguo de la localidad, por sus calles tortuosas y estrechas se agolpa la multitud para ver la procesión de Stmo. Cristo de Difuntos y Animas, acompañados por antorchas, inciensarios, y una composición del cinquecento interpretado por un coro local.
El Miércoles Santo comienza con el tradicional «arreglo de Pasos»; pasos que posteriormente desde todos los puntos cardinales, concurren en la tradicional «entrada de Pasos» en la Iglesia de Ntra. Sra. de Belén, para su posterior Procesión de la Pasión de Cristo.
En la madrugada del Viernes Santo, el pueblo de Crevillent se llena de música y gente en las calles para escuchar las tradicionales Dianas. Ya al amanecer, todo el pueblo se concentra en «La Morquera» para presenciar con fervor un acto muy sentido para Crevillent: El Abrazo entre la Madre y el Hijo durante la Procesión de Subida al Calvario. Tras ello, siguiendo la tradición, los penitentes y participantes reponen fuerzas en un almuerzo a base de «pà torrat», acompañado de bacalao, ajos y habas, que conforman el genuino «Almuerzo de Viernes Santo».
Fotos: José Alfonso Viudes
Al atardecer, la solemnidad preside las calles de Crevillent con la Procesión de La Muerte de Cristo, en la que las imágenes entronizadas del escultor Mariano Benlliure, acompañadas de los diferentes coros de la Villa interpretando motetes, crean una atmósfera de belleza y serenidad, por las calles del centro de la Villa.
Seis son los grupos escultóricos que participan en la procesión del Sábado Santo denominada “procesión del santo entierro de Cristo”. Durante el itinerario, desde la Parroquia de la Stma. Trinidad hasta la Parroquia de Ntra. Sra. De Belén, destaca el respeto y la devoción, interrumpiendo solamente el silencio por los cantos corales y por el sonido de los tambores que marcan los pasos los costaleros.
El Domingo de Resurrección de Jesucristo, Crevillent lo conmemora, en la plaza de la Constitución, con las imágenes de San Juan de la Palma, Regina Pacis y Jesús Sacramentado, con el fondo de la armonía del Aleluya de Haendel.